Los tiempos cambian, las preferencias y juegos evolucionan y hay que adaptar el juego a las nuevas tecnologías sin olvidarnos de los juegos de siempre.
Es un tema que a los padres les preocupa especialmente, la mayoría de las veces la única limitación que se pone es de tiempo, porque es donde los padres tienen el control. ¿Pero es lo único importante? . ¿No es más importante la actitud y el contexto en el que cúal se produce la interacción?.
Hay que presar especial al arma de doble filo que supone el utilizar el uso de pantallas para premiar una acción. No se puede utilizar como modelo de cambio, ya que se tiene que aprender que hay una serie de normas y obligaciones sin ninguna necesidad de premio.
Cada vez disminuye más la edad de acceso de los niños a las pantallas y en concreto a los teléfonos móviles. ¿Pero hay una edad idónea? ¿La presión social puede? ¿Estamos haciendo lo correcto?
Hay que tener en cuenta el pensamiento concreto de los niños y el paso al pensamiento abstracto del adulto, en ese momento habrá que saber que beneficios e inconvenientes pueden derivarse del uso continuado del móvil.
De momento sería el eterno debate.
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